-Estoy acá.
-¿Donde estabas ayer?
-¿Me necesitaste?
-No.
-¿No?
-No, fue una soledad pacificadora.
-Una soledad pacificadora...
-Pensé mucho y llore muchos más. Ya sabes que lloro siempre.
-Llorona.
-Pero este llanto era diferente, era un solo llanto que duró mucho tiempo, años quizás.
-Venimos al mundo llorando y nos vamos con un público que nos llora.
-Me canse de llorar y me quede dormida. Al despertar tenía los ojos secos.
Ojos escurridos y secados al sol. Tenía la mirada lavada.
-La mirada lavada. Que curiosa forma de expresarse. ¿Que vas a hacer con tu nueva mirada que ya ha sido lavada?
-No se...
-Nunca sabés nada. Vas al tun tun.
-Vamos al tun tun.
-Vamos al tun tun.
-No quiero ir más al tun tun, quiero saber lo que quiero. Quiero saber quién soy yo. Quiero ser yo. Quiero tantas cosas.
-Vos sos vos, la de la mirada lavada, la que va al tun tun, la que quiere muchas cosas.
-Yo soy yo, la que tiene la mirada lavada, los ojos escurridos y que mira con sus otros ojos. Los que todavía no se lavaron.
-Esto es otro comienzo.
-Uno más.
-¿Y el final?
-No quiero hoy hablar de finales.
-Me voy.
-¡Quedate!
-¡No! Yo soy la otra mirada, soy la del final. Hoy no me necesitas.
Y se fue...y me quede pensando, pensando si es malo pensar tanto. Otra vez esta soledad que ya no me disgusta, esta soledad a la que ya no le disgusto. ¿Es este otro comienzo? Estoy tan cansada de comenzar y sin embargo la inercia de este corazón envalentonado me lleva a seguir intentando.
Hoy, puede que sea un buen día. Asi lo siento.
miércoles, 31 de marzo de 2010
jueves, 4 de febrero de 2010
Seis.
Como si me contara un cuentito y me lo explicara a la vez.
De aquél tiempo hasta hoy.
Lejos, muy lejos es donde quiero estar. Agónica presencia de quien no sabe ser. Lo que sufro hoy, lo sufri ayer. Pero mañana, mañana no sera lo mismo...
Enredada en los asuntos del tiempo, viaje al pasado un dia y me quede una vida. De regreso al ahora, al esperado momento, soy la asesina de mis tontos sueños. Destruir lo que amo es cien veces mas amor, que proteger lo que uno sabe nacio muerto.
Busco quien me odie, por que al conseguir que me quiera solamente un poco, siento que valgo algo. Miserias de un alma que ya no es alma. Mutación del dolor. Metamorfosis de mi sombra.
Soy lo que ves, eterna desilusión. Dormida hasta que todo sea nada. Hasta que nada sea lo que salve...
Como, cuando el cuento termina y una quiere seguir escuchandolo. Que el final no sea el final. Esperando a que la última página sea eterna.
A veces hay que despertar y otras veces una no debio haberse dormido nunca.
-¿Qué debí haber hecho yo? ¿Que tengo que hacer?-Mirando a mi alrededor por primera vez, extraña sensación y un sabor a penas en la boca- ¿Estás?
El silencio brota de la noche. O la noche brota del silencio. Cualquiera sea el caso. Hay aquí, silencio y noche.
Creo que tengo hambre. Es una sensación vaga, como recordar algo que no tiene mucha importancia y aún asi una lo recuerda. Es un hambre ajeno. De otro estomago y en otro estomago en este momento hay dolor, espasmos. Un estomago hambriento reclama ser alimentado. Yo solo creo tener hambre.
Hoy estoy completamente sola...
De aquél tiempo hasta hoy.
Lejos, muy lejos es donde quiero estar. Agónica presencia de quien no sabe ser. Lo que sufro hoy, lo sufri ayer. Pero mañana, mañana no sera lo mismo...
Enredada en los asuntos del tiempo, viaje al pasado un dia y me quede una vida. De regreso al ahora, al esperado momento, soy la asesina de mis tontos sueños. Destruir lo que amo es cien veces mas amor, que proteger lo que uno sabe nacio muerto.
Busco quien me odie, por que al conseguir que me quiera solamente un poco, siento que valgo algo. Miserias de un alma que ya no es alma. Mutación del dolor. Metamorfosis de mi sombra.
Soy lo que ves, eterna desilusión. Dormida hasta que todo sea nada. Hasta que nada sea lo que salve...
Como, cuando el cuento termina y una quiere seguir escuchandolo. Que el final no sea el final. Esperando a que la última página sea eterna.
A veces hay que despertar y otras veces una no debio haberse dormido nunca.
-¿Qué debí haber hecho yo? ¿Que tengo que hacer?-Mirando a mi alrededor por primera vez, extraña sensación y un sabor a penas en la boca- ¿Estás?
El silencio brota de la noche. O la noche brota del silencio. Cualquiera sea el caso. Hay aquí, silencio y noche.
Creo que tengo hambre. Es una sensación vaga, como recordar algo que no tiene mucha importancia y aún asi una lo recuerda. Es un hambre ajeno. De otro estomago y en otro estomago en este momento hay dolor, espasmos. Un estomago hambriento reclama ser alimentado. Yo solo creo tener hambre.
Hoy estoy completamente sola...
domingo, 31 de enero de 2010
Cinco.
Al despertar, el vacío. Frente a la nada, el ser. Sospechas de un tiempo mejor.
-¿A que le tenes miedo?
-A la muerte.
-¿Porqué?
-No sé. Me da terror pensar que la muerte sea una continuación de esta vida.
Una vida eterna. La muerte sería efímera. Solo unos segundos muriendo y luego volver a la vida eternamente. Esta vida, pero del otro lado.
-Absurda.
-Puede ser, pero tengo miedo de que realmente sea así. Le tengo miedo a la muerte.
-Un día te vas a despertar sin miedos.
-Deseo tanto que llegue ese momento.
-Un día la muerte no va a significar nada para vos.
-¿Y después?
-¿Que te ata a este mundo?
-Nada... Quizás la esperanza tonta de encontrar a algúién.
-No vas a encontrar a nadie.
-¿Porqué?
-Porqué nadie quiere ser encontrado por vos.
-Puede ser...Pero quiero darme una oportunidad. ¿Puedo esperar un poco más?
Solo un poco más..
-El día de perder los miedos se acerca.
La tarde allá afuera igual a otras tardes. Con su gente que va y viene. Que viven y sueñan, duermen, lloran, nacen, crecen, esperan y se quedan dormidos.
Adentro. La tarde aquí adentro dura lo que durán las cortinas en censurarla. La tarde no es bienvenida. Es un estado intolerable entre la mañana llena de esperanzas y la noche repleta de derrotas. La tarde nos recuerda a él.
-¿El se acordara de nosotras?
-No creo.
-Somos fáciles de olvidar. Como el mal sabor en la boca que se quita con un caramelo.
-Somos un mal sabor.
-Somos fáciles de olvidar.
-Lo sabemos.
-Sí.
-¿A que le tenes miedo?
-A la muerte.
-¿Porqué?
-No sé. Me da terror pensar que la muerte sea una continuación de esta vida.
Una vida eterna. La muerte sería efímera. Solo unos segundos muriendo y luego volver a la vida eternamente. Esta vida, pero del otro lado.
-Absurda.
-Puede ser, pero tengo miedo de que realmente sea así. Le tengo miedo a la muerte.
-Un día te vas a despertar sin miedos.
-Deseo tanto que llegue ese momento.
-Un día la muerte no va a significar nada para vos.
-¿Y después?
-¿Que te ata a este mundo?
-Nada... Quizás la esperanza tonta de encontrar a algúién.
-No vas a encontrar a nadie.
-¿Porqué?
-Porqué nadie quiere ser encontrado por vos.
-Puede ser...Pero quiero darme una oportunidad. ¿Puedo esperar un poco más?
Solo un poco más..
-El día de perder los miedos se acerca.
La tarde allá afuera igual a otras tardes. Con su gente que va y viene. Que viven y sueñan, duermen, lloran, nacen, crecen, esperan y se quedan dormidos.
Adentro. La tarde aquí adentro dura lo que durán las cortinas en censurarla. La tarde no es bienvenida. Es un estado intolerable entre la mañana llena de esperanzas y la noche repleta de derrotas. La tarde nos recuerda a él.
-¿El se acordara de nosotras?
-No creo.
-Somos fáciles de olvidar. Como el mal sabor en la boca que se quita con un caramelo.
-Somos un mal sabor.
-Somos fáciles de olvidar.
-Lo sabemos.
-Sí.
miércoles, 20 de enero de 2010
Cuatro.
-¿Quién sos?
-No sé… ¿Quién soy? Soy una mujer.
-Sos una mujer-
-Soy una mujer triste.
-Sos triste.
-Sí
-¿Porqué?
-Así me siento. Siento que nadie cruzaría los mares por mí. Nadie cruzaría extensas tierras por mí. Ni matarían dragones para rescatarme. ¿Por qué?
-Porque nadie te quiere.
-Nadie me quiere.
-Nadie te quiere
-Nadie…
-Nadie.
-¡Basta! Tengo sueño…
-Dormí
-No puedo.
-¿Porqué?
-Porque soy una mujer triste que nadie quiere. Una mujer triste que quiere que la abracen.
-Aquí no hay nadie que pueda o quiera abrazarte.
-Lo sé, pero igual quiero que alguien lo haga. Quiero que me abracen sin que tenga que pedirlo. No quiero tener que decir- Necesito un abrazo. Alguna vez quisiera que alguien me abrazara porque siente deseos de abrazarme. Porque yo despierto en esa persona esas ganas, ganas de abrazarme.
-Abrázate.
-Estoy cansada de eso…De abrazarme sola. Yo rodeando mi cuerpo con mis propios brazos. Hasta dormirme. ¿Por qué no puede haber alguien que quiera esta noche abrazarme?
-Porque sos una mujer triste que nadie quiere abrazar. Nadie cruzaría mares ni tierras extensas por vos, nadie mataría dragones por vos.
Dormí…
-¡No!
-¿Por qué no? Tenés sueño.
-Quiero una respuesta. Al menos una. Quiero saber ¿Por qué a mi no? ¿Por qué a las demás si? ¿Por qué nunca es para mí la palabra gentil del ser amado? ¿Por qué para mí el amor tiene que ser distinto? ¿Que hago mal? ¿Que hice mal? ¿Por qué nadie puede amarme? ¿Qué soy? ¿Qué esta mal en mi? ¿Qué soy? ¿Quién soy?
-Sos lo malo de lo bueno. El lado que nadie visita. La verdad innecesaria. La boca que se besa por costumbre. Los ojos que miran de soslayo. La confianza abusada. La inocencia destruida. Sos lo que no se desea, lo que se descarta. Sos la negación de los sanos. La moral de los que nada saben de moral. Sos un numero tres cuando se cuenta hasta dos. La expresión de desilusión de cualquiera que no recibió lo que esperaba. Sos vos, no hay otra, no hay más. Sos esto, lo que no queres, lo que nadie quiere. Sos el desprecio propio. El producto de otras como vos y la unión maldita de sus existencias. Sos la victima de la victima de la victima. Sos la culpa no reconocida. Sos el horror en acción. Sos el temor avergonzado. Sos el grito ahogado.
Eso sos. Esa sos.
-Quiero llorar.
-A nadie le importa.
-Voy a llorar.
-Llora, a nadie le importa. Llora…
Y el sueño viene y se le queda mirando. Las penas se amontonan en sus ojos y las preguntas ya tienen sus respuestas. Por hoy fue suficiente.
-No sé… ¿Quién soy? Soy una mujer.
-Sos una mujer-
-Soy una mujer triste.
-Sos triste.
-Sí
-¿Porqué?
-Así me siento. Siento que nadie cruzaría los mares por mí. Nadie cruzaría extensas tierras por mí. Ni matarían dragones para rescatarme. ¿Por qué?
-Porque nadie te quiere.
-Nadie me quiere.
-Nadie te quiere
-Nadie…
-Nadie.
-¡Basta! Tengo sueño…
-Dormí
-No puedo.
-¿Porqué?
-Porque soy una mujer triste que nadie quiere. Una mujer triste que quiere que la abracen.
-Aquí no hay nadie que pueda o quiera abrazarte.
-Lo sé, pero igual quiero que alguien lo haga. Quiero que me abracen sin que tenga que pedirlo. No quiero tener que decir- Necesito un abrazo. Alguna vez quisiera que alguien me abrazara porque siente deseos de abrazarme. Porque yo despierto en esa persona esas ganas, ganas de abrazarme.
-Abrázate.
-Estoy cansada de eso…De abrazarme sola. Yo rodeando mi cuerpo con mis propios brazos. Hasta dormirme. ¿Por qué no puede haber alguien que quiera esta noche abrazarme?
-Porque sos una mujer triste que nadie quiere abrazar. Nadie cruzaría mares ni tierras extensas por vos, nadie mataría dragones por vos.
Dormí…
-¡No!
-¿Por qué no? Tenés sueño.
-Quiero una respuesta. Al menos una. Quiero saber ¿Por qué a mi no? ¿Por qué a las demás si? ¿Por qué nunca es para mí la palabra gentil del ser amado? ¿Por qué para mí el amor tiene que ser distinto? ¿Que hago mal? ¿Que hice mal? ¿Por qué nadie puede amarme? ¿Qué soy? ¿Qué esta mal en mi? ¿Qué soy? ¿Quién soy?
-Sos lo malo de lo bueno. El lado que nadie visita. La verdad innecesaria. La boca que se besa por costumbre. Los ojos que miran de soslayo. La confianza abusada. La inocencia destruida. Sos lo que no se desea, lo que se descarta. Sos la negación de los sanos. La moral de los que nada saben de moral. Sos un numero tres cuando se cuenta hasta dos. La expresión de desilusión de cualquiera que no recibió lo que esperaba. Sos vos, no hay otra, no hay más. Sos esto, lo que no queres, lo que nadie quiere. Sos el desprecio propio. El producto de otras como vos y la unión maldita de sus existencias. Sos la victima de la victima de la victima. Sos la culpa no reconocida. Sos el horror en acción. Sos el temor avergonzado. Sos el grito ahogado.
Eso sos. Esa sos.
-Quiero llorar.
-A nadie le importa.
-Voy a llorar.
-Llora, a nadie le importa. Llora…
Y el sueño viene y se le queda mirando. Las penas se amontonan en sus ojos y las preguntas ya tienen sus respuestas. Por hoy fue suficiente.
Tres.
Si el presente me hiere, me insulta, me ofende, me ahoga con absurdos reclamos, ¿Cuál es mi tiempo? El presente no puede serlo, no lo concibo, el presente es la muerte. Por que he muerto y el presente es la vida después de la muerte, es el infierno prometido. El presente es esto, ahora, y esto y ahora soy yo. Y yo no me gusto, no me agrado, no quiero esto que soy, no quiero lo que soy ahora, este no es mi lugar. El pasado. Todo tiempo pasado fue mejor. ¡Mentira! ¿Por qué mienten? ¿Por qué nos mienten? ¿Por qué me mienten? El pasado no puede ser mejor, no podemos vivir en el pasado y dentro de nosotros siempre estará ese dolor punzante, asesino, de anhelar algo que jamás volverá a ser nuestro en esta vida, en esta muerte. Y nos sacrificamos una vez más y elegimos ese tiempo que fue mejor y renunciamos a todo, a todos. El futuro. No existe. Por que siempre será presente, porque siempre será pasado. Porque damos vueltas y vueltas en el mismo lugar y todo lo que hacemos y decimos será para el mañana, por el mañana, y sin embargo después de consumar el hecho, de realizarnos, de construir, solamente conseguimos perpetuarnos en el pasado. Plantamos una semilla, mañana tendremos un árbol. Bajo la sombra de aquel árbol estamos. Pensar que fue semilla, alguna vez fue retoño, pronto se hizo árbol. Y el ahora es este árbol y esta sombra, nada más.
Mi lugar. Mi lugar va conmigo a todo sitio, a todo tiempo. No tiene tierra en donde arraigarse, no tiene cielo en que flotar, expandirse. Mi lugar es tan mío, que a veces lo olvido, lo pierdo, lo presto. No vuelve, lo busco, lo reclamo, lo encuentro, lo tengo, lo siento, es mío. En el caben muchos más como yo, pues mi lugar es un espacio generoso. Pero en este espacio, mi lugar, solo hábito yo y nadie más…
Mi lugar. Mi lugar va conmigo a todo sitio, a todo tiempo. No tiene tierra en donde arraigarse, no tiene cielo en que flotar, expandirse. Mi lugar es tan mío, que a veces lo olvido, lo pierdo, lo presto. No vuelve, lo busco, lo reclamo, lo encuentro, lo tengo, lo siento, es mío. En el caben muchos más como yo, pues mi lugar es un espacio generoso. Pero en este espacio, mi lugar, solo hábito yo y nadie más…
Dos.
Afuera los demás. Los demás y el. Adentro vos. Vos sin el, vos sola. Pensamiento recurrente, sentimiento de rechazo, abandono. Odio, ira. Lágrimas, descontrol, silencio. Amar ¿Qué es amar? ¿Amás? ¿Te aman? ¿Te amaron? De ahora en más todo es confusión. La sangre, la herida, el llanto. Amar, amor. Corazón cristal, frágil, quebradizo. Límite. Realidad, ficción. Reflexión.
-¿Amor? No se…Dos siendo uno. Unidad. Sentimiento de saciedad, Abastecimiento. Lo que me des me alcanza y aunque no me dieras, aunque no me dieras nada, me alcanza. Fusión, cuerpo y alma. Su piel, mi piel. Deseo. Estar con el, en el. Pasión. ¿Amor? No se... Permanecer. Después del deseo, al final de la pasión. Estar ahí, ajenos e íntimos. Con palabras o sin ellas. Entenderse. Perdonar. Perdonar el egoísmo de la carne y la hipocresía de los últimos besos. El abrazo piadoso. Te contengo, te sostengo, te protejo. Cordialidad. Amor antes que el deseo, después de la pasión. Voluntad. Voluntad de acompañar. ¿Amor? Amorfo, atemporal. Incisivo, pujante, dominante. Dominio. Afuera él, adentro yo. Exilio de amor.
En un principio no había nada, luego fueron cuatro columnas, después hubo paredes y un techo. Pronto tuvo nombre, refugio.
-¿Tu lugar en el mundo?
-Mi lugar en el mundo era estar a su lado y antes de saberlo, mi lugar en el mundo no era terrenal, Mi lugar era en tiempo de espera. Ahora que no esta, que no puedo estar a su lado, mi lugar esta en el recuerdo. En un recuerdo común, el instante ya vivido, en los segundos después de sabernos correspondidos. Mi lugar en el mundo esta muy lejos, donde las huellas de sus pasos trazan los caminos. Donde los caminos son de ida, donde el retorno no es posible, donde volver es una acción infinita.
-¿Amor? No se…Dos siendo uno. Unidad. Sentimiento de saciedad, Abastecimiento. Lo que me des me alcanza y aunque no me dieras, aunque no me dieras nada, me alcanza. Fusión, cuerpo y alma. Su piel, mi piel. Deseo. Estar con el, en el. Pasión. ¿Amor? No se... Permanecer. Después del deseo, al final de la pasión. Estar ahí, ajenos e íntimos. Con palabras o sin ellas. Entenderse. Perdonar. Perdonar el egoísmo de la carne y la hipocresía de los últimos besos. El abrazo piadoso. Te contengo, te sostengo, te protejo. Cordialidad. Amor antes que el deseo, después de la pasión. Voluntad. Voluntad de acompañar. ¿Amor? Amorfo, atemporal. Incisivo, pujante, dominante. Dominio. Afuera él, adentro yo. Exilio de amor.
En un principio no había nada, luego fueron cuatro columnas, después hubo paredes y un techo. Pronto tuvo nombre, refugio.
-¿Tu lugar en el mundo?
-Mi lugar en el mundo era estar a su lado y antes de saberlo, mi lugar en el mundo no era terrenal, Mi lugar era en tiempo de espera. Ahora que no esta, que no puedo estar a su lado, mi lugar esta en el recuerdo. En un recuerdo común, el instante ya vivido, en los segundos después de sabernos correspondidos. Mi lugar en el mundo esta muy lejos, donde las huellas de sus pasos trazan los caminos. Donde los caminos son de ida, donde el retorno no es posible, donde volver es una acción infinita.
Uno.
Eran como las seis y no había llamado y era una obviedad que no habría ningún llamado. Pero ella esperaba igual, por las dudas. Porque uno nunca sabe que puede pasar, no se sabe en que esta pensando el otro. Aunque el hubiese jurado sobre las cosas más sagradas que no volvería a llamar, que no volvería a hablarle. Uno nunca sabe y esperando el milagro y la piedad no quiso salir de casa, por las dudas…
La noche se estrello contra los vidrios de las ventanas y descendió sobre los techos. La casa se inundo de ansiedad. El reloj impío mostraba los dientes desde la repisa lejana y no hubo en ese tiempo ni después ningún llamado. El desfile interminable de minutos holgazanes se pavoneaba frente a sus ojos en agua. El teléfono se fue transformando en el artefacto más estúpido de la casa. Lo odiaba y con mucho gusto lo hubiese destrozado, aniquilado, asesinado. ¿Se puede asesinar un objeto que no posee vida? Sí…se puede. Lo mismo le daría a ella que la tuviera, de todos modos sus sentimientos más íntimos y despreciables no cambiarían. Pero no… ¿Que tal si el llamaba durante o después de la masacre?
-Maldito sea el miedo y sus rehenes- Decía, sin decir realmente. Se ahogaba en suspiros, la vida se le iba en suspiros. Cada vez más largos, más miserables.
¡Cuanta crueldad! A el no le importaba ella, era un estorbo, una molestia. Si le habló fue por error, una equivocación. Si continuó hablándole fue por lástima, pero hasta la lástima tiene stock limitado.
-¡Qué se muera! ¿Por qué no se muere? Es patética, indeseable, repugnante. ¡Que se muera de una vez!
Pero ella no se moría. Deseaba hacerlo. Era un deseo latente, persistente. Fantaseaba desde la silla con la idea sencilla de estar muerta. Pero no se animaba. Suele suceder con las grandes decisiones, con las decisiones finales. Ella tenía miedo. ¿Qué tal si el llamaba?
En el universo, galaxias. En las galaxias, planetas y estrellas. Contemos estrellas para olvidar. Una, dos, tres, cuatro…Estrella fugaz… ¡Un deseo! Ojos que miran, mirada que pide. – Deseo que me amen.
-Nadie te ama.
-Lo sé.
-Nadie puede amarte.
-Ya sé.
-Mejor hubieses pedido estar muerta.
-¿Y si el me llama?
-No va a llamar…
La noche se estrello contra los vidrios de las ventanas y descendió sobre los techos. La casa se inundo de ansiedad. El reloj impío mostraba los dientes desde la repisa lejana y no hubo en ese tiempo ni después ningún llamado. El desfile interminable de minutos holgazanes se pavoneaba frente a sus ojos en agua. El teléfono se fue transformando en el artefacto más estúpido de la casa. Lo odiaba y con mucho gusto lo hubiese destrozado, aniquilado, asesinado. ¿Se puede asesinar un objeto que no posee vida? Sí…se puede. Lo mismo le daría a ella que la tuviera, de todos modos sus sentimientos más íntimos y despreciables no cambiarían. Pero no… ¿Que tal si el llamaba durante o después de la masacre?
-Maldito sea el miedo y sus rehenes- Decía, sin decir realmente. Se ahogaba en suspiros, la vida se le iba en suspiros. Cada vez más largos, más miserables.
¡Cuanta crueldad! A el no le importaba ella, era un estorbo, una molestia. Si le habló fue por error, una equivocación. Si continuó hablándole fue por lástima, pero hasta la lástima tiene stock limitado.
-¡Qué se muera! ¿Por qué no se muere? Es patética, indeseable, repugnante. ¡Que se muera de una vez!
Pero ella no se moría. Deseaba hacerlo. Era un deseo latente, persistente. Fantaseaba desde la silla con la idea sencilla de estar muerta. Pero no se animaba. Suele suceder con las grandes decisiones, con las decisiones finales. Ella tenía miedo. ¿Qué tal si el llamaba?
En el universo, galaxias. En las galaxias, planetas y estrellas. Contemos estrellas para olvidar. Una, dos, tres, cuatro…Estrella fugaz… ¡Un deseo! Ojos que miran, mirada que pide. – Deseo que me amen.
-Nadie te ama.
-Lo sé.
-Nadie puede amarte.
-Ya sé.
-Mejor hubieses pedido estar muerta.
-¿Y si el me llama?
-No va a llamar…
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